Suerte

Un anciano perdió su caballo; los vecinos lo visitaron y dijeron: "Qué mala suerte". Él les preguntó: "¿Cómo sabéis que es mala suerte?". Ellos no respondían. Al poco tiempo el caballo regresó y trajo consigo ocho caballos salvajes. Los vecinos al enterarse volvieron y dijeron: "Qué buena suerte". Él les dijo: "¿Cómo sabéis que es buena suerte?". Ellos no respondieron. Días más tarde el hijo del anciano domando uno de los caballos salvajes cayó al suelo y se quedó cojo. Los vecinos al enterarse volvieron y dijeron: "Qué mala suerte". Él les dijo: "¿Cómo sabéis que es mala suerte?". Ellos no respondieron. Una tarde llegaron los soldados del Emperador y se llevaron a todos los jóvenes del poblado para la guerra, menos al hijo del anciano ya que lo consideraron inútil para el combate. Volvieron los vecinos y le dijeron al anciano. "Qué buena suerte". Él se enojó y les dijo: "No habéis aprendido nada de la vida: ¿Cómo sabéis que es buena suerte?"...

La moraleja es clara: nada en la vida es en extremo bueno o malo; todo depende de nuestro punto de vista y de la permeabilidad que tengamos para aceptar que existen situaciones gratas y otras no tanto...

Lin Yutang - La Importancia de Vivir